Quod erat demonstrandum

Bernardino Genga - Charles Errand, Anatomia, Roma 1691, grabado del pre-frontispicio

Desde los inicios del siglo XVI la anatomía fue uno de los instrumentos —al lado de los mapas con retícula, la perspectiva central, el derecho romano…— que contribuyeron a homogeneizar el mundo.

Esqueleto humano comparado al de las aves. Pierre Belon, Nature des oyseaux (Naturaleza de las aves), París 1555

Un motor importante de la investigación anatómica fue la convicción renacentista de que las cosas se podían explicar remitiendo a sus principios básicos —en este caso, a su esquema funcional y de sostén. Si los principios fundamentales de dos cosas son idénticos, esas dos cosas se vuelven inmediatamente comparables. Sin este punto de partida, la taxonomía de Linneo y la teoría de la evolución de Darwin no habrían visto la luz dos o trescientos años más tarde, como tampoco pudieron desarrollarse, de hecho, en China o en la Europa medieval, donde estas relaciones no se contemplaban.

Contrapartida de la imagen previa: Esqueleto de ave ajustado a la anatomía humana con propósitos comparativos. Pierre Belon, Nature des oyseaux (Naturaleza de las aves), París 1555

En las historias naturales de los siglos XVI y XVII encontró ancha vía de expresión este tipo de razonamiento así como la reducción anatómica al mínimo común denominador —procedimiento que se llevaba a cabo tanto tanto sobre la zoología antigua conocida como sobre la nueva—. Cada descubrimiento de un animal o de un ser prodigioso se hacía inteligible insertándolo de entrada en el sistema conocido, describiendo su anatomía y, ante todo, dibujándolo.

Comparación de tipos de cuerno exóticos, y el dibujo anatómico explicativo del animal legendario conocido como «conejo cornudo». Conrad Gesner, Tierbuch, Frankfurt 1563


Dibujo anatómico de siameses. Fortunio Liceti, De monstris, Amsterdam 1665

La edad heroica de la taxonomía biológica ya queda lejos, pero la anatomía como principio explicativo aún es bien capaz de insertar con una especial fuerza de convicción a cualquier criatura del mundo legendario en el nuestro actual.


Esqueleto y sistema muscular de una sirena. Según la inscripción original, el «texto hebreo
indica que este  dibujo bien puede basarse tanto en otro texto latino o árabe, o bien se
trata de una invención moderna que pretende aparentar antigüedad u oscuridad»

Valentin Gubarev (b. 1948): Sirena común de agua corriente


Edvard Eriksen (1876-1959): Sirenita (1909-13), Copenhague, y el «esqueleto de una sirena extinguida» puesta en su lugar durante su traslado a la Expo de Shanghai

Anatomía de un centauro. Doble caja pulmonar y, presumiblemente, un doble estómago dan
razón de la fuerza y perseverancia imbatible de los centauros. Álvaro Cunqueiro
se preguntaba dónde tendrían el ombligo.


Dragones, por lo que sabemos, hay de dos tipos. Este es el esqueleto y musculatura de un dragón occidental, extendido por Europa y el Oriente Medio (Eugene Arenhaus and Jennifer Walker).


Y este es el esqueleto del alargado, serpentino dragón oriental nativo de China (Jennifer Walker).



Anatomía de un grifo (1, 2, 3)

A Japón llegó la fascinación por los dibujos anatómicos solo al empezar el siglo XIX —algo escribiremos más adelante sobre esto—, pero allí se usó para demostrar la estructura y funcionamiento de seres legendarios bastante antes que en Europa o América. La existencia de los monstruos de los cómics kaiju se autentificaba por medio de una serie de publicaciones anatómicas que se remontan a principios de los 60.

Este esquema anatómico de Godzilla revela un cerebro relativamente pequeño, pulmones
enormes que le permiten aguantar bajo el agua, músculos en las patas que soportan
20.000 toneladas de masa corporal, una «bolsa de uranio» y una «bolsa
de reacción nuclear» para producir aliento de fuego radiactivo
y dotar de energía al cuerpo

Gamera. El dibujo también muestra una serie de órganos en forma de bolsa para almacenar lava,
aceite, carbón y uranio (igual que Godzilla), así como órganos en forma de globo en
las patas que le permiten lanzar aire a chorro por las plantas de los pies

Este dibujo anatómico de Anguirus muestra unos ojos capaces de detectar luz infrarroja, un par
de sub-cerebros que controlan las patas delanteras y traseras, músculos traseros
altamente desarrollados, un caparazón armado y una pesada cola

Recientemente el maestro Manga Shigeru Mizuki ha sacado una guía titulada Yokai Daizukai con dibujos de los demonios yokai, tradicionales del folklore japonés. En ellos, de manera semejante a las anatomías de los artistas occidentales, muestra los diagramas anatómicos de ochenta y cinco de tales demonios, evidenciando así las características especiales que los definen a cada uno. El Tentáculo rosa ha publicado una descripción en inglés de diez de ellos.

Makura-gaeshi («mueve-almohadas») es un bromista roba almas al que se le conoce por cambiar
las almohadas de sitio mientras la gente duerme. Es una criatura invisible a los adultos, solo los
niños le ven.Sus características anatómicas incluyen un órgano para guardar las almas de
los niños que ha robado, otro para convertir las almas en energía para el resto de su
cuerpo y una petaca con arena mágica que adormece a la gente cuando se la
echa en los ojos. Además, tiene dos cerebros, uno para rumiar travesuras

y otro con el que crea luces con los colores del arcoiris
que luego emite por los ojos

Bisha-ga-tsuku es una criatura roba almas que se encuentra las noches de nieve en el norte de
Japón. El monstruo —que mantiene una temperatura corporal de -150 grados Celsius— está
siempre oculto tras una espesa nube de condensación, pero su presencia se detecta por
una característica humedad y un ruido como de chapoteo («bisha-bisha»). Entre
sus rasgos anatómicos se incluyen unas antenas que absorben almas humanas

y aire frío, un saco para almacenar los sonidos de los corazones humanos
cuando laten, y un cerebro que emite un aura espantosa. El Bisha-
ga-tsuku se reproduce mezclando las almas humanas
con el aire frío que inhala

Kuro-kamikiri («cortador de pelo negro») es una criatura enorme de pelo negro que se acerca
a las mujeres en la calle, de noche, y subrepticiamente les corta el pelo. Su anatomía
presenta un cerebro diseñado para el sigilo y el engaño, zarpas afiladas como
navajas, una larga lengua retráctil cubierta de pequeñas espinas que
enganchan el pelo y un saco con polvos para dormir que usa
para aturdir a sus víctimas. Su sistema digestivo incluye
un órgano que segrega un fluido que disuelve los
pelos, así como otro con una especie de
dedos que empujan los intestinos
para facilitar la digestión

Mannen-dake («bambú de 10.000 años») es un monstruo en forma de bambú que se alimenta
de las almas de los viajeros perdidos que acampan en los bosques. Su anatomía incluye
una serie de tubos que producen aire para hacer que los viajeros se extravíen,
dedos como jeringas que inserta en el cuerpo de las víctimas

para absorberles el alma y un saco para
almacenar las almas robadas

Kijimunaa es un duende juguetón del bosque que habita en lo alto de las higueras de Okinawa.
Tiene las cuencas de los ojos equipadas con rodamientos a bolas que le permiten girar
los ojos a placer, fuertes dientes para devorar cangrejos y arrancar los ojos de
los peces (su plato favorito), un abrigo de pelo hecho de fibras vegetales
y un sistema nervioso adaptado para ejecutar trastadas. El cerebro del
Kijimunaa contiene vívidos recuerdos de haber sido capturado
por un pulpo, la única cosa a la que teme y odia

El Fukuro-sage —una especie de tanuki (perro mapache) localizado en las prefecturas de Nagano
y Shikoku— tiene la habilidad de adoptar la forma de una botella de sake, con la que se le
suele ver rodando por las calles empinadas. La botella representa un serio peligro para
la gente que intente seguirla cuesta abajo, pues se puede acabar despeñado en un
barranco o una zanja. Sus características anatómicas son un estómago que
transforma la comida en sake, y una bolsa para guardar veneno que
mezcla en las bebidas. La orina del Fukuro-sage tiene un potente
olor que desorienta a los humanos y deja inconscientes
a los insectos y otros animales pequeños

Hyōsube, monstruo de río del tamaño de un niño que vive en cavernas bajo el agua, se aventura
de noche en tierra para comer plantas de arroz. Tiene un cerebro relativamente pequeño, un
sistema nervioso especializado en detectar humanos, una piel gruesa y gomosa, garras
afiladas, dos estómagos pequeños (uno para granos de arroz y otro para pescado),
una gran bolsa para guardar el pescado sobrante y otras dos grandes bolsas
de oxígeno para casos de emergencia. Un par de huesos giratorios
como bobinas producen una bacteria infecciosa que
el monstruo espolvorea sobre los
humanos desprevenidos

Yanagi-baba («bruja sauce») es el espíritu de un sauce de 1.000 años. Sus características
anatómicas incluyen una cabellera larga y verde parecida a las hojas del sauce, piel
como corteza rugosa, un estómago que absorbe el alimento directamente
de las raíces, y una bolsa para almacenar savia. Aunque Yanagi-baba

es relativamente inofensiva, se la conoce por molestar a los
paseantes enganchando sus paraguas con el pelo,
expulsar niebla por las narices y escupir savia

De Doro-ta-bō («hombre del arrozal embarrado»), monstruo que se encuentra en los arrozales con
lodo, se dice que es el espíritu infatigable de un laborioso granjero cuyo perezoso hijo vendió las
tierras a su muerte. A menudo se oye al monstruo exclamar «¡Devuélveme mi arrozal!» Sus
características anatómicas incluyen una parte inferior del cuerpo gelatinosa que sumerge
bajo tierra, una bolsa de barro que extrae alimento del suelo, pulmones que permiten
a la criatura respirar enterrada y un órgano que convierte su resentimiento en
energía con la que calienta sus esputos de barro. Un ojo permanece oculto
bajo la piel hasta que el monstruo encuentra al propietario del arrozal,
en este momento el ojo emerge de pronto y emite una luz

extraña y desorientadora.

Kasha, mensajero del infierno, es un monstruo fiero conocido por provocar tifones en los
funerales. Sus características anatómicas incluyen pulmones poderosos para generar
el fuerte viento de los tifones, capaz de levantar ataúdes y llevarse a los difuntos,
una nariz para olfatear funerales, una lengua que detecta la dirección del
viento y un bolsillo con hielo del infierno. Para provocar la lluvia,
los Kasha escupen pedazos de este hielo a través
de su cortina de fuego eterno

Finalmente, una consecuencia reciente de aquel venerable método renacentista la hemos localizado en el trabajo de Jason Freeny, quien se dedica a descubrir las relaciones internas esenciales no solo entre los humanos y otros seres vivos, sino también entre nosotros y toda una variedad de objetos inanimados, en un loable empeño de llegar a la última frontera de la anatomía comparada.






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